Tokio

Hogar de millones de personas, con más desplazamientos a la ciudad cada día, Tokio está abarrotada y, para un visitante primerizo, puede parecer abrumadora. Pero los japoneses son gente amigable, y la ciudad está bien organizada y es segura.

Es la mezcla de la tradición con lo nuevo lo que da a la ciudad su vitalidad única. A primera vista, Tokio aparece toda rascacielos y neón. La tierra es escasa y los promotores construyen en cualquier lugar que pueden. Pero esta jungla de hormigón, que parece ser eterna, esconde una rica mezcla cultural. Tokio es una megalópolis, formada por distritos distintivos - desde el arte y la cultura de Roppongi hasta la zona comercial de moda de Harajuku - y aún quedan bolsillos del viejo Tokio.

Para los consumidores, Tokio ofrece una increíble elección

Los japoneses siempre están buscando lo siguiente, desde la moda, a los gadgets (ordenadores, cámaras y teléfonos móviles), a la comida. Comer fuera es barato y muy bueno - los platos de sushi, ramen y fideos son populares - y Tokio también cuenta con el mayor número de restaurantes con estrellas Michelin en el mundo.

Hay mucho que ver: el santuario Meiji y el parque Yoyogi; la torre Mori, con sus vistas de la ciudad (y del monte Fuji en un día claro), y el museo de arte; el museo Edo-Tokio y los museos del parque Ueno; el parque Shinjuku Gyoen, construido para la familia imperial; el propio palacio imperial; y el mercado de pescado Tsukiji, el más grande del mundo. Tokio es un puerto de mar y una visita a la costa de Odaiba es también una visita obligada.

El Museo Nacional de Tokio alberga la mayor colección de arte japonés del mundo y los aficionados a las animaciones "La princesa Monoke" y "El viaje de los espíritus", producidas por el Estudio Ghibli, disfrutarán del Museo Ghibli, donde podrán ver los bocetos originales.

El Teatro Nacional es el mejor lugar para ver las artes escénicas tradicionales japonesas bunraku (teatro clásico de marionetas), gagaku (música de la corte imperial) y kabuki, que también se puede ver en el Kabuki-za.

A los japoneses les encanta la cultura popular: el cine, los juegos de ordenador, el anime, el manga; los bolos, el béisbol, el fútbol y el sumo; o simplemente reunirse con amigos para tomar una copa en las izakayas y, por supuesto, hacer su propio entretenimiento en los numerosos bares de karaoke.

También celebran innumerables festivales a lo largo del año.  Millones de personas acuden a ver los fuegos artificiales para el obón, el festival de los muertos, y a celebrar el hanami, la belleza de las flores, en concreto el florecimiento del cerezo en primavera.

En Tokio siempre hay algo que hacer, por eso es un destino tan maravilloso para los estudiantes de japonés.

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